La familia funcional
En una familia funcional, los padres se esfuerzan por crear un ambiente en el que todos se sientan seguros y respetados. Un hogar positivo requiere que los padres establezcan y mantengan reglas, pero que no recurran a una regulación excesivamente rígida del comportamiento de cualquier persona. En un hogar saludable, los desequilibrios y los malos comportamientos se abordan fácilmente, y los límites son claros y consistentes, todo lo cual ayuda a evitar la falta de armonía a largo plazo. Si bien esto suena fácil, puede ser difícil de lograr en la práctica. En una familia estable, las emociones positivas son infecciosas. Y en una familia inestable, la ira que siente una persona puede repercutir en toda una familia. De hecho, las emociones negativas a veces son incluso más contagiosas que las positivas. Crecer en un entorno así a menudo conduce a dificultades para identificar y regular nuestras emociones más adelante en la vida.
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